Nicolás Palatnik

Psicología del fútbol clubista: Cómo competir con “CONFIANZA PLENA” en los torneos internacionales.

Nuestra participación en las copas continentales de
fútbol nos confronta cada año con nuestro nivel
conceptual en el juego de fútbol, el cual, como en
espejo, nos devuelve una evaluación y una imagen
de nosotros mismos. Cada año nos renueva la
ilusión de participar y avanzar, ofreciéndonos “la
línea de máxima” en la que nos encontramos como
disciplina y sub-cultura deportiva en el momento
presente; cada año los certámenes regionales de
clubes nos facilitan renovadas “ventanas de
oportunidad” en materia de enseñanzas y
aprendizajes posibles; desde el presente lugar,
desplegamos a continuación un conjunto de
recomendaciones psicológico-deportivas y culturales
para reducir la brecha que nos separa del nivel
continental y volver a creer, demostrar y
demostrarnos, que SÍ PODEMOS !:

En categorías infantiles y juveniles:

  • Robustecer el proceso de formación “personal” del
    atleta de fútbol, garantizando mayor cantidad y
    calidad de “herramientas de vida” para el jugador
    infantil y juvenil.
  • Cuestionar la “futbolización” de la sociedad.
  • Facilitar desde edades tempranas la elaboración
    de emociones de miedo, ansiedad o inseguridad
    en los nóveles practicantes.
  •  Promover desde etapas precoces la formación
    “intelectual” del atleta de fútbol mediante
    instrucción formal o modalidades alternativas que
    configuren horizontes de vida dignos y potencien
    deportivamente al futbolista en formación.
  • Instalar programas de “Educación Deportiva en
    Valores” (Palatnik, 2014).
  • Enseñar capacidades de razonamiento táctico
    desde edades tempranas.
  • Enseñar habilidades de elaboración y diseño de juego desde etapas precoces, de escala gradual y progresiva.
  • Enseñar a jugar, imaginar, crear e innovar, y no prioritariamente a competir, en etapas precoces (infantiles y juveniles).
  • Invertir en el desarrollo de nuevas capacidades intelectuales y anímicas, tanto individuales como colectivas e institucionales, conscientes de que el lenguaje que utilizamos internamente en los torneos domésticos resulta insuficiente para responder a las demandas de los campeonatos continentales de clubes.

En primera división:

  • Descomprimir el énfasis depositado en los torneos
    internos.
  • Reorientar el foco y la valoración hacia las
    competiciones internacionales.
  • Gestionar una visión estratégica de la preparación
    diaria, semanal y anual, que viabilice entrenar con
    calidad y propósitos en base a la gestión,
    seguimiento y monitoreo continuo de programas
    de formulación de objetivos individuales,
    colectivos y sistémicos (institucionales).
  • Fomentar densidad y eficiencia (velocidad) de
    análisis de rendimientos, individuales y colectivos.
  • Promover espíritu de superación continua.
  • Enfocar al atleta en el proceso de su ejecución presente, disponible, desligándolo de las eventuales consecuencias de su ensayo (ej.:¿ “Qué pasará si erro este pase, dribling o remate”?).
  • OFENDER, OFENDER, OFENDER: Enfocar la enseñanza-aprendizaje en edades tempranas, infantiles y juveniles, y en primera división profesional, en mayor consciencia del carácter decisivo de sembrar y edificar destrezas intelectuales de elaboración, imaginación y resolución en el Sector 4 del campo de juego. Desde un punto de vista anímico, este es el primer concepto de campo en el cual debemos enfocar para aspirar a recuperar sitiales clubistas de privilegio en el plano regional, continental y global.
  • Disfrutar el proceso de preparación.
  • Explorar y crecer en autoconocimiento individual, del equipo y el plantel.
  • Concentrar al jugador y al equipo en su zona de comodidad.
  • Fomentar la evolución de jugadores, equipos e instituciones hacia una metodología unificada de funcionamiento y productividad.
  • Promover, preparar y entrenar en campo de juego los conceptos de resistencia, resiliencia y agonística.
  • Competitivamente instalarnos en el campo de juego convencidos de nuestras fuerzas y propuesta, habiendo recorrido una aproximación (approach) al partido que nos permita activar y elevar nuestra fibra íntima de producción de rendimiento, traducibles en los principios de distensión, soltura y libertad de juego !
  • Evitar pérdidas no forzadas de la posesión en los sectores 1, 2 y 3 del campo de juego.
  • Idear y entrenar secuencias mínimas de pases cuando la posesión del equipo propio inicia despejada, con oposición moderada !
  • Finalmente, respecto de estilos de liderazgo y management, sugerimos desestimular la “cultura del héroe” en beneficio de valores y construcción colectivos.

Comparto a continuación la introducción al apartado 21.
de mi último libro “Neurociencia, Fútbol y Educación –
Para Seguir Siendo Campeones” (2021:84 & 85), en el
cual desarrollo (12) ejes para conquistar confianza plena:

Mi confianza plena en mí mismo la vivo en cada momento que dejo de pensar en ella; en cada
instancia que me permito actuar por inmersión, distenderme y fluir; la encuentro en cada instante que conecto con mi experiencia presente, disponible,
y expreso mi poderío. La conquisto definitivamente el
día que entiendo y acepto que mi confianza plena en mí mismo, me pertenece; en definitiva, que confiar en mí, cultivar amor propio y gratitud, son mi elección.
Elegimos dentro de lo disponible. Lo existente es limitado
por naturaleza. La elección de un predeporte también lo
es, marcado por el medioambiente social de origen del nóvel practicante. Si trasladamos este razonamiento
básico a la instrucción académica formal opera
idénticamente, la calidad de los estímulos, la diversidad
de ventanas, la atención de los hogares sobre los
progresos cognitivos y habilidades "blandas" reflejados
por los menores. De ello derivamos que la doctrina del
"talento" trata más de carencias o ausencias sistémicas,
macro-económicas y macro-sociales, que de
predestinación y brillantez: existirán tantos talentos
como aptitudes y facultades humanas, reconducibles a
cada individuo. Se supone que una misión primordial y
final de los sistemas como organizaciones e instituciones
reside en desencadenar facultades y aptitudes individuales de forma de co-transformarlas, a lo largo de
procesos de instrucción y formación del carácter, en

La autoconfianza deportiva no es un fantasma que
aparece y desaparece arbitrariamente. Resulta en
cambio de la combinación entre la práctica y el tiempo.
Consiste en "una sensación básica de logro" o
empoderamiento sobre la tarea. La distinguen afectos
positivos de satisfacción o gratificación. No puede
precipitarse coercitivamente, es decir, los adultos no podemos "exigirla" desde fuera de la cancha, pista o
piscina. Particularmente, la conquista de la autoconfianza está sometida a oscilaciones evolutivas naturales que en nuestro "Modelo Ecológico" de la Motivación (Palatnik; 2014:93) denominamos "Zona de
Fluctuación" de la capacidad de producción de
rendimiento del atleta infantil o juvenil. Una franja
etaria en la cual es natural esperar altibajos y hasta
extravíos de niveles de aptitud y desempeño anteriores.
Autoconfiar requiere menos "pensar" a dónde se fue mi autoconfianza perdida, que sostenernos experimentando
dentro del sistema de cada disciplina deportiva, e
indagando dentro de nosotros mismos; impone aprender
a cultivar con maestría la "ciencia de la expertisia"
(science of expertise) (Jenny Anderson, Quartz – Atlantic
Media, weforum.org; 2017). Analizamos a continuación

el desarrollo de la autoconfianza en el deporte y otros
dominios de producción desde diferentes situaciones y
prismas teórico-técnicos: