Nuestra línea psicoterapéutica surge de la premisa fundamental de apuntar incondicionalmente a la autonomía, independencia y libertad del ser humano. A partir de dicha línea de base, evaluamos la condición existencial de la persona, a partir de la cual avanzamos a elaborar un plan de acción a medida de sus necesidades, motivaciones y desafíos.

Esencial a nuestro quehacer es suministrar contención emocional en los casos requeridos; para ello nos hemos formado, y también en ello somos idóneos. Recibir y gestionar el universo afectivo-emocional de un ser humano es una materia delicada que requiere entrenamiento, responsabilidad y consciencia.

Una vez reestructurado este primer nivel de análisis e intervención, avanzamos a acompañar a la persona en la activación de sus capacidades y recursos para lograr diferentes aspiraciones; somos eclécticos y utilizamos diferentes marcos teórico-técnico-referenciales de intervención, entre ellos el cognitivo-conductual, contribuciones de la Gestalt y herramientas de psicología profunda o psicoanálisis con fines diagnósticos o explicativos.

Creemos y afirmamos la individualidad del ser humano, y presentamos nuestras percepciones, señalamientos e interpretaciones, desde un lugar de enseñar o “mostrar” posibles caminos de reflexión y acción, preservando siempre la soberanía y el respeto de la intimidad de la persona. Avanzamos en sus motivaciones e inquietudes, y no en las nuestras. A lo largo del tiempo, hemos contribuido de forma significativa a resolver circunstancias o etapas de muchas personas, y de forma fundamental, a proyectarlos en salud, desarrollo y logros haciendo uso de sus facultades y capacidades.